El plan de Ataúlfo era organizar un dominio en torno a las provincias Tarraconense y Narbonense, a uno y otro lado de los Pirineos. Pero las derrotas le habían acarreado demasiados enemigos entre sus propios nobles y fue asesinado a traición en el establo de su palacio por un esclavo.
Tras el corto intermedio de Sigerico (una semana), subió al trono otro caudillo de mentalidad batalladora, Valia, quien sin embargo tuvo la inteligencia de no dirigir sus ímpetus contra Roma y en el año 416 canceló las hostilidades, fue nombrado magister militum en Hispania y dedicó dos años (416 y 417) a campañas por la Península en las que eliminó sin piedad a los alanos de las provincias Cartaginenese y Lusitana y a los vándalos silingos de la Bética. El gran éxito godo esta vez sí fue compensado: en el año 418, se le concedió a Valia un reino que comprendía la mayor parte de Aquitania, con capital en Tolosa. Comenzaba así la época dorada de la expansión visigoda.
El fallecimiento de Valia ese mismo año proyectó hacia el trono a su sobrino Teodorico que mostró también un carácter emprendedor y arriesgado. Su fértil reinado de 33 años tuvo un final abrupto cuando, en el año 451, al lado del ejército romano, se enfrentó a Atila en la famosa batalla de los Campos Cataláunicos.
De entre la amplia prole de Teodorico (5 hijos) el menor, Eurico, sería el que más heredaría el talante conquistador de su padre, expandiendo el reino de Tolosa, tras tomar el poder en 466, matando a uno de sus hermanos mayores (Teodorico II). En el 472/473 envió a la Península dos cuerpos del ejército, que entraron por los Pirineos para formar una tenaza contra el reino suevo. Uno de los ejércitos penetró por Navarra y se apoderó de Pamplona y César Augusta (Zaragoza), mientras el otro llegaba por el litoral y conquistaba Tarragona, la gran urbe romana en la costa mediterránea. También destacó como legislador con el llamado Código de Eurico, el primer compedio de leyes escrito por un pueblo godo para organizar su propia gobernación. Las iniciativas militares de Eurico fueron un éxito, al cual contribuyó el desmoronamiento del Imperio Romano, que cayó a manos de los Hérulos, cuyo caudillo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, en el año 476.
Pero pese a todo esto, los visigodos quisieron mantener sus señas de identidad con respecto a la inmensa mayoría de la población indígena galorromana e hispanorromana y para ello exaltaron el sentimiento nacional godo, manteniéndose fieles seguidores de la herejía arriana, llegando incluso a prohibir los matrimonios mixtos de godos con romanos. Frente a esta actitud de separación por parte de los visigodos, el pueblo de los francos, que se había establecido en las tierras altas de la Galia en torno a Lutecia (actual París) hacia el 460, había puesto en marcha una política bien diferente. Su rey Clodoveo había propiciado enseguida el abandono del arrianismo y la unificación con el pueblo galorromano. Ante esta situación, los obispos católicos del sur de la Galia tramaron una conspiración contra el reino arriano visigodo de Tolosa, acercándose a los francos.
El sucesor de Eurico, Alarico II, intentó reaccionar promulgando una nueva ley, el Breviario de Alarico, el cual contenía una serie de normas del derecho romano que venían a llenar el vacío que presentaban las leyes germánicas, además de ser un gesto de acercamiento a la mayoría indígena católica, que no cuajó. Con todo, los francos aliados con los católicos del sur de la Galia, atacaron a los visigodos y los vencieron en la batalla de Vouillé en el año 507. Alarico II murió en el combate y los visigodos perdieron casi todas sus posesiones en la Galia, sólo consiguieron mantener la provincia de la Septimania, una estrecha franja costera entre los Pirineos y la Costa Azul francesa. No obstante, esto tuvo una consecuencia muy importante: desencadenó la entrada masiva de los godos en Hispania y el traslado de la capital de su reino a Barcelona y, más tarde, en el año 551, a Toledo.
Valia (415-418)
Teodorico I (418-451)
Teodorico II (451-466)
Eurico (466-484)
Alarico II (484-507)
No hay comentarios:
Publicar un comentario