lunes, 19 de marzo de 2012

El esplendor del reino Visigodo: "Reino visigodo de Toledo"

   Tras la muerte de Alarico II, Gesaleico, ensimismado en su corte de Barcelona, carecía de aliados y de capacidad para enfrentarse a los francos, así que el rey ostrogodo Teodorico el Grande decidió enviar un ejercito, no para ayudarle, sino para echarle del poder. Más tarde, Teodorico el Grande impuso a su nieto Amalarico como rey, éste una vez muerto su abuelo, decidió desvincularse de la tutela de los ostrogodos (italianos).

   Desvinculados de los ostrogodos, en el 549 sitúan a Agila como nuevo rey, el cual cayó al enfrentarse en una guerra civil en Córdoba y Sevilla al duque Atanagildo. Atanagildo para no ser derrotado pidió ayuda exterior al imperio bizantino (ese sería su gran error) dándole la victoria. Pronto una conspiración acabó con la vida de Agila.

   No hace falta ser muy perspicaz para comprender cuál fue el tremendo error del victorioso Atanagildo. Lo había cometido al recurrir a los bizantinos, quienes no tenían ninguna intención de marcharse de Hispania. Por aquel entonces los gobernaba Justiniano, quien tenía como objetivo declarado reunificar bajo su égida los territorios que habían constituido el Imperio Romano. Atanagildo les plantó cara, pero su ejército era muy inferior, así que al final tuvo que plegarse a los hechos consumados y, para lograr la paz, les cedió una importantísima parte de la península ibérica, una franja que iba desde Denia hasta la desembocadura del Guadalete. La clave era la provincia Bética, que tan apreciada había sido desde tiempos de Julio César por su rica agricultura. Sólo consiguió Atanagildo guardarse para él su ciudad de Sevilla. La nueva provincia sería llamada Spania por los bizantinos y tendría como capital el estratégico puerto de Cartagena, villa a la que denominaron Cartago Spartaria. A Atanagildo le sucederían reyes muy enérgicos y centralizadores (Liuva I, Leovigildo y Recadero).

   Atanagildo estableció en el 567 la capitalidad del reino en Toledo y la ciudad llegó a su esplendor en el siglo VII. En la página web Toletum Visigodo puede encontrarse información sobre estos acontecimientos: http://www.toletumvisigodo.eu/reino-visigodo. Los edificios administrativos se ubicaban en la Vega Baja, junto al río, el lugar que eligió el rey Leovigildo (sucesor de Atanagildo) para establecer su lujoso palacio de estilo bizantino (http://www.toletumvisigodo.eu/visigodo-vegabaja). Leovigildo tuvo dos hijos: Hermenegildo y Recadero, en cuanto al primero cabe destacar que se convirtió al catolicismo y se rebeló en contra de su padre siendo desterrado y asesinado más tarde. En cambio, Recadero se convirtió en el gran pacificador del reino, abandonando el arrianismo y convirtiéndose al catolicismo, así el 8 de mayo de 589 se celebró el III Concilio de Toledo que comenzó con un solemne discurso del rey: "Yo, Recaredo, he sido impulsado por el Señor para que, depuesta la obstinación de la infidelidad y apartado del furor de la discordia, condujera a este pueblo que servía al error, bajo el falso nombre de la religión arriana, al conocimiento de la fe y al seno de la Iglesia Católica"...

   También, cabe destacar de este periodo la ciudad de Recópolis que fue construida por Leovigildo en honor de su hijo Recaredo, aquí puede verse algo de lo que queda de la ciudad http://www.patrimoniohistoricoclm.es/parque-arqueologico-de-recopolis/.

   Tras Recaredo reinaron 11 reyes visigodos más y durante estos reinados fueron acrecentándose las diferencias entre la nobleza y el pueblo, abocando al estado a la crisis económica. Cabe mencionar la durísima política discriminatoria de Égica contra los judíos (muy odiados por los visigodos) confiscándoles sus bienes y entregándoles como esclavos a personas que se comprometiesen a vigilar que no celebrasen sus ritos. Es curioso como la historia se repite!!!
Así, el reino godo estaba en la senda de la autodestrucción. Sería durante el reinado de Witiza, hijo de Égica, cuando las hostilidades entre la nobleza se tornarían letales para la España visigoda. A la muerte de Witiza, la mayor parte de la alta nobleza escogió a Rodrigo, duque de la Bética pero los hijos de Witiza no aceptaron el nombramiento y proclamaron rey a un Agila II del que poco se sabe, de esta manera se desencadenó una guerra civil.

El fin de los godos

   Se cree que, los nobles adeptos a Agila II, algunos de ellos refugiados en Ceuta, recurrieron al apoyo de los musulmanes, cuyos generales ya hacía tiempo que estaban planeando cruzar el Estrecho de Gibraltar y continuar la exitosa expansión que el reino de Damasco había protagonizado en el norte de África hacia la Península. En el año 711, los infantes bereberes desembarcaron en Algeciras al mando de Tariq Ibn Ziyad, lugarteniente de Muza. Rodrigo plantaría cara al poderoso ejército bereber en la batalla de la desembocadura del río Guadalete, que acabó en desastre y donde encontró la muerte. Tariq abortó otro intento de frenarlo militarmente en Écija y alcanzó la capital, Toledo, de la que se apoderó sin dar tiempo a que se proclamase a otro rey. En una progresión rapidísima, alcanzó el norte del reino y llegó a tomar ciudades tan lejanas como Amaya y Astorga.

   La consideración de último rey godo la tiene Rodrigo, pero hay indicios de que Agila II pudo resistir durante tres años en tierras catalanas y narbonenses. Incluso lo habría sucedido un tal Ardo, que aparece mencionando en una lista real visigoda encontrada en Cataluña. Si fue así, él habría sido el verdadero último soberano de los godos. Aunque quedaba Don Pelayo...

   Y aquí doy por finalizada la historia de los visigodos, no sin antes dejar un video de la lista de los reyes visigodos, para volverse loco!!!







  


  

domingo, 18 de marzo de 2012

Stonehenge, "la horca de piedra"

Mucho se ha especulado sobre Stonehenge, pero pocas veces se han descrito los datos que a ciencia cierta se conocen sobre este enigmático lugar. ¿Cuándo y cómo fue construido? ¿Cuál era su utilidad? ¿Quiénes han investigado su enigmático pasado?



Localizado a cien kilómetros al oeste de Londres, en la llanura de Salisbury, se encuentra uno de los monumentos milenarios más inquietantes de la humanidad. Con sus colosales rocas, cuyos pesos varían de dos a treinta y cinco toneladas, Stonehenge es la construcción megalítica más fascinante de la historia. Su construcción se remonta a la noche de los tiempos, a civilizaciones que no dejaron a su paso escritos que nos permitieran conocer con seguridad su origen.
Nadie conocía el origen de este complejo megalítico, pero algunos lo sugerían a través de las leyendas y la tradición. Algunos como Godofredo de Monmouth (aproximadamente 1100-1154 dC.) en la Edad Media, relataba en sus crónicas la creencia popular de que el conjunto era un circulo de gigantes petrificados, de allí que se le conociera como la "Danza de los Gigantes". Pero el mismo escritor del siglo XII nos ha hecho llegar otra leyenda que sugería que las piedras fueron llevadas allí por el Mago Merlin, desde Irlanda, con la ayuda de unos "artefactos", para conmemorar un entierro masivo de bretones. Lo cierto es que al pueblo sajón les recordaban las vigas en las cuales colgaban a los criminales, por lo cual empezaron a conocerlo como "Stonehenge" (La horca de piedra o la piedra del colgado).
El misterio de Stonehenge llegó hasta el rey Jaime I de Inglaterra, quien en 1620 encargo al arquitecto Iñigo Jones investigara todo lo referente al conjunto. El nacimiento de la arqueología estaba aún a un siglo y medio de distancia, por lo que Iñigo Jones hizo lo que sus recursos le permitían. Finalmente llego a la conclusión de que era un templo romano dedicado al Cielo, construido poco después del año 79 dC. Tal vez esto satisfizo al rey, pero hoy sabemos que Iñigo Jones se quedó corto. Stonehenge ya era un conjunto milenario en época del Imperio Romano.
En ese mismo siglo XVII apareció en escena John Aubrey (1626-1697), escritor y estudioso de la antigüedad quien estudió los monumentos megalíticos de Inglaterra, y sugirió por primera vez que Stonehenge era un templo construido por los druidas. Ese mismo siglo William Stukeley realizo un estudio que reiteró y expandió el origen druídico de Stonehenge. Stukeley era masón, parte de una comunidad cuyos orígenes forzosamente han intentado remontarse a tiempos de los druidas y el Antiguo Egipto, por lo cual no extraña que quisiera asociar a su ya dudoso linaje grupal, la magia y misterio de Stonehenge. Sin embargo los druidas, aquellos antiguos sacerdotes celtas, nada tenían que ver con Stonehenge, puesto que dicho complejo megalítico existía desde dos milenios antes. No obstante, esto dio lugar a inumerables artificios que representaban a Stonehenge como un templo ritual en donde los druidas propiciaban a los dioses de la naturaleza mediante sacrificios humanos. Incluso una piedra que yace en posición horizontal en el centro de Stonehenge fue bautizada como "La Piedra del Altar" o "Piedra de la Matanza", cuando en realidad se trata simplemente de un megalito caído en tierra. La falsa relación entre druidas y Stonehenge llegó a tal punto que una agrupación masónica denominada "Antigua Orden Unificada de Druidas" realizaban al amanecer del solsticio de verano una serie de ritos presuntamente druidas que evidentemente fueron inventados por la imaginativa mente de alguno de sus líderes. Finalmente, en 1985 el gobierno británico decidió hacerse cargo de la protección y conservación de Stonehenge y entre sus primeras acciones fue prohibir la celebración de este fraudulento ritual.

El misterio y la magia de Stonehenge continuó en el hablar de la gente. Algunos le atribuyeron poderes curativos, entre ellos el poder de hacer fértil a cualquier pareja que durmiera en sus terrenos. Estos y otras suposiciones hicieron que las iglesias romanas y puritanas consideraran estos sitios como templos paganos, sitios donde las brujas realizaban ritos en favor de Satanás. Inmediatamente los sitios fueron anatemizados y a punto estuvieron de ser destruidos. Algunas gentes utilizaron sus piedras como material de construcción en los pueblos vecinos, y en no hace muchos años algunas exóticas agrupaciones de presuntas brujas y hechiceros llegaban a celebrar aquelarres en sus inmediaciones.
La edad de la razón empezó a surgir a inicios del siglo XX cuando un investigador logró determinar con un aceptable grado de certeza la edad de Stonehenge. Como muchas veces ha ocurrido en la historia de los grandes descubrimientos, no fue un arqueólogo el que pudo determinar la edad de dicho monumento, fue un astrónomo. En 1901 Sir Norman Lockyer confirmó un secreto a voces que circulaba respecto a Stonehenge: una persona al pie de la "piedra del altar", observando hacia la "piedra talón", podía observar con gran exactitud el sitio por donde sale el Sol durante el solsticio de verano, el 21 de junio. Lockyer confirmó que efectivamente la "piedra de altar" o el centro de Stonehenge se alineaba con la "piedra talón" apuntando al Sol, con tan solo un margen de error de 56 minutos de arco. Sir Norman Lockyer había realizado uno de los más minuciosos estudios de la precesión de los equinoccios, fenómeno por el cual con el transcurso de los siglos el Sol presenta un desplazamiento con respecto a las constelaciones. Suponiendo que los constructores de Stonehenge hubiesen alineado el centro del conjunto con la "piedra talón" con una exactitud total, el calcular los 58 minutos de arco de diferencia con respecto al conocido desplazamiento de precesión, permitiría conocer en que fecha Stonehenge ya se había erigido como templo solar. Los cálculos de Norman Lockyer le dieron la asombrosa fecha de 1800 aC. Posteriores dataciones con carbono-14 llevaron los inicios de Stonehenge hacia el 2800 aC. Con ello muchas teorías respecto a su origen asirio, micénico o griego quedaron descartadas. Hoy suponemos que alguna civilización neolítica de origen precéltico debió ser quien erigió este monumental conjunto.
Hoy conocemos más de la función de Stonehenge. Al igual que la "piedra de altar" y la "piedra talón" se alinean para mostrar el punto de salida del Sol en el solsticio de verano, de igual forma los dos montículos y menhires ubicados junto al foso circular están alineados para apuntar hacia las salidas y puestas de sol durante los solsticios de verano e invierno. También marcan las salidas y puesta de la Luna durante los solsticios de invierno. En otras palabras Stonehenge era un templo dedicado a los movimientos del Sol y de la Luna, un arcano observatorio astronómico. Por si fuera poco, una autentica revolución se desencadenó a partir de 1961 cuando el profesor Gerald F. Hawkins, astrónomo de la Universidad de Boston, planteó la posibilidad de que Stonehenge fuera utilizado como una calculadora astronómica para predecir los eclipses de Sol y de Luna, además de adoratorio de los doce dioses del zodiaco. Sin embargo, muchos de los planteamientos de Hawkins han sido descartados en vista que muchos de ellos han sido válidamente debatidos.


Aunque Stonehenge aún presenta diversos misterios, su finalidad parece hoy más evidente que nunca, fue un templo para adorar al Sol y la Luna, astros que regían el ciclo de las estaciones. Un calendario que sabiamente observado permitía predecir la llegada de las estaciones en previsión de las actividades de los campesinos y domesticadores de ganado que se dieron el tiempo para edificarlo, y posteriormente también se convirtió en un sitio sagrado. Lugar de ritos funerarios como lo confirman los diversos restos desenterrados en diversas partes del recinto. Con magia y leyenda que aún hoy llega a las creencias de los locales que lo consideraron dueño de poderes curativos.

¿Cómo se construyó?

Stonehenge representa un colosal esfuerzo de planeación y elaboración. Definitivamente no se hizo de un día, sino que fue tomando diversas formas a lo largo de la vida de cuarenta generaciones. En la actualidad arqueólogos como Richard Atkinson consideran que en Stonehenge hubo tres fases principales de construcción.
La primera fase tuvo lugar hacia el año 2800 aC. Fue entonces cuando se hizo el terraplén y el foso circular. Se pusieron las piedras y los montículos denominados "las cuatro estaciones", así como la "Piedra Talón" en el camino de acceso. Los principales indicadores del Sol y la Luna se encontraban puestos. Además se hicieron 56 orificios conocidos como los círculos de Aubrey.



Secuencia del procedimiento para erigir los trilitos de Stonehenge.

La segunda fase tuvo lugar hacia el año 2100 aC. se erigieron 80 bloques de arenisca azul en un semicírculo o herradura. Estas piedras provenían de las montañas de Precelly, situadas a 320 km en el sudoeste de Gales. Lo más probable es que las transportaron en balsas a lo largo de la costa galesa, entrando por Bristol a lo largo del río Avon. Luego serían llevadas por vía fluvial y terrestre hasta llegar, sobre rodillos, a la avenida de Stonehenge donde se instalarían conformando dos círculos. Cien años más tarde, los bloques de arenisca azul fueron reordenados para ser sustituidos por piedras silíceas que observamos actualmente (un circulo y un semicírculo). Estas piedras se trajeron desde las colinas de Malborough, a unos 30 km al norte. Algunas de estas ultimas piedras llegaban a pesar hasta 26 toneladas, su transporte era hecho a base de rodillos, sogas y palancas. Ya en el sitio de su erección, se cavaba un foso y, poco a poco, el bloque era levantado con un conjunto de palancas, vigas y cuerdas hasta que por el ángulo y su propio peso caía en el foso. A base de cuerdas se ponía en posición vertical. Finalmente, se construía gradualmente una plataforma para ir subiendo y colocar el dintel de siete toneladas sobre la cima de dos bloques verticales. Las piedras eran talladas en un ingenioso juego de espigas y cavidades para que columnas y dintel embonaran a la perfección. Los materiales del semicírculo anterior se utilizarían para una segunda herradura en el interior del circulo principal. Se excavan en la parte externa del conjunto una serie de orificios para erigir un doble círculo de piedras azules (círculos de Aubrey), pero ésta construcción nunca se lleva a cabo.
La tercera fase tiene lugar hacia el 1500 aC. cuando las piedras azules fueron nuevamente retiradas para instalarse en sus posiciones actuales en el interior del círculo, a la vez que se alzaba al frente de los trilitos la llamada piedra de Altar, que fue acarreada desde el sur de Gales.
Finalmente hacia el año 1100 aC. Stonehenge fue abandonado.

Nuevos misterios.

Stonehenge es la máxima obra de una antigua sociedad interesada en la observación de los astros y su asociación a sus creencias. Pero no es la única construcción megalítica. Por toda Irlanda, Inglaterra, España, Portugal y Francia existen diversos conjuntos de piedra con funciones astronómicas y/o rituales. Estos conjuntos en ocasiones han sido posteriormente heredados por otras civilizaciones para sus rituales propios o heredados como fueron el caso de los celtas, los druidas, los galos e incluso los cristianos, puesto que muchas iglesias han sido construidas encima de antiguos dólmenes o menhires. Este hecho, lejos de revelarse como la tendencia de la religión hacia el paganismo, es la confirmación de como nuestra relación con la naturaleza ("relación = religare = religión") no se ha perdido, y que la herencia de sitios sagrados que se ha presentado de la época neolítica a la actual es una prueba más del sincretismo religioso que mantiene unido a los seres humanos en su inquietud respecto al universo y su historia.
Igual de inquietante es la existencia de conjuntos megalíticos en otras zonas alejadas del occidente de Europa. En abril de 1998 se dio a conocer la existencia de un milenario observatorio astronómico al estilo de Stonehenge en Nabta, Egipto. En el norte de la costa este de los Estados Unidos encontramos diversos dólmenes en estados como Nueva Inglaterra, Massachusetts, Pennsylvania, Virginia y Vermont. ¿Serian estos conjuntos también productos de esa civilización pre-celta? Es una pregunta que aún resulta incomoda a arqueólogos e historiadores. El pensar que una civilización europea anterior a los vikingos y a Colón haya podido cruzar el Océano Atlántico causa mucha polémica, aunque ciertas leyendas irlandesas lo insinúan. Por el momento no hay mucho material para llegar a una contestación. Por si fuera poco un conjunto de piedras con ciertos aires megalíticos y hasta arqueoastronómicos han sido ubicados recientemente en una zona bastante alejada de los conjuntos de la costa este de los Estados Unidos. Una especie de "Stonehenge" ha sido localizado para nuestro asombro y provecho en México. Se encuentra en un lugar conocido como "las Aguilas", en las proximidades de Cuautla de la Paz, en el estado de Jalisco. Este sitio fue dado a conocer en su momento por los reporteros del equipo de "México Desconocido" y al igual que en "Stonehenge" en el solsticio de verano un rayo de luz logra colarse entre dos monolitos e ilumina con una "espiga de luz" una piedra ubicada a 15 metros de distancia. Tal parece que este conjunto megalítico desempeñaba funciones tanto ceremoniales como astronómicas, lamentablemente hace falta mucha investigación y divulgación respecto a este sitio. Por lo mismo lo mejor será no ampliarse mucho respecto a este "desconocido descubrimiento".




...el viento soplaba durante aquel recorrido alrededor de tan fascinante lugar que te envuelve y te regresa a tiempos remotos, de tal forma que es imposible no pensar en el valor de tan antiguas civilizaciones, preocupadas por conocer todo aquello que nos rodea "el sol, la luna, las estrellas, el universo..." y que al igual que todos nosotros se hacían la gran pregunta  que hoy nos preguntamos: ¿De dónde venimos?...